La receta de hoy: pastel de polenta y ricotta. Un plato sorprendente, sabroso y muy fácil de preparar.
La polenta es un ingrediente muy poco utilizado en nuestra gastronomía, sin embargo es muy versátil y agradecido a la hora de preparar recetas con ella: pizzas, purés, pasteles salados, fritos de polenta, etc. Su origen está en el norte de Italia aunque hoy en día su uso está extendido a Argentina, Perú, Austria, Chile o Suiza. Se trata de un alimento muy antiguo elaborado a partir de harina de maíz (polenta gialla) la más conocida, aunque existen otros dos tipos de polenta: polenta blanca elaborada con harina de castaña y polenta oscura elaborada con harina de alforfón. Os animo a probarla y experimentar con ella.
La ricotta es un queso fresco proveniente de Italia. Hay varios tipos de ricotta dependiendo de la leche con la que se hace: vaca, oveja o búfala. El más común es el de vaca. Es muy suave, con una textura granulosa y sin corteza. Se puede utilizar tanto para platos salados como dulces. Es perfecto para rellenar pasta fresca, elaborar salsas o para la pannacotta. Si no encuentras ricotta siempre se puede sustituir por un requesón, son muy similares.
Ingredientes:
- 1 taza de polenta
- 3 tazas de caldo de verduras (apio, cebolla, zanahoria, puerro, ajo, perejil, laurel y pimienta jamaicana)
- 350g de queso ricotta
- 300g de champiñones
- 300g de espinacas
- 3 dientes de ajo
- un puñado de mozzarella
- aceite de oliva virgen extra
- sal
- pimienta negra recién molida
- orégano
Preparación:
- En una pota vertemos las tres tazas de caldo. Cuando el caldo comience a hervir, añadiremos poco a poco la polenta, sin parar de remover con un cucharón de madera. Salpimentamos y cocemos aproximadamente durante 5 minutos. El espesor de la polenta dependerá de la cantidad de caldo que le echemos, así que podemos dejarla con una consistencia similar a una crema o puré de patatas o hacerla más compacta, de manera que al enfriar quede cuajada y podamos cortarla en rodajas para hacer a la plancha o al horno. Si nos quedasen grumos sólo tendríamos que darle un poco con la batidora. Una vez que la tenemos preparada, en una fuente de horno engrasada disponemos una cama de polenta y el resto lo reservamos.
- En una sartén con un chorro de aceite de oliva virgen extra ponemos a dorar a fuego suave los ajos muy picados. Subimos el fuego y añadimos los champiñones fileteados y pasados 5 minutos, las hojas de espinacas. Lo rehogamos todo, salpimentamos y apagamos.
- Vertemos el queso ricotta en un bol y le añadimos los champiñones y las espinacas. Mezclamos todo bien y lo disponemos sobre la cama de polenta.
- Cubrimos el relleno con la polenta restante. Aplanamos la superficie con la ayuda de una espátula y espolvoreamos con mozzarella y orégano.
- Introducimos en el horno precalentado a 180ºC durante 10 minutos.
- Para emplatar, es mejor que repose 10 minutos y así ganará cuerpo. Servimos un trozo de pastel y como guarnición una ensalada de rúcula con un aliño de mostaza.
Este plato se puede consumir tanto frío como caliente y está buenísimo.
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