El pastel de zanahoria, es una receta muy típica de la repostería inglesa y americana. El origen de este pastel se remonta a la Edad Media. Debido a la dificultad de encontrar edulcorantes y el alto coste de estos, hizo que se buscasen otras alternativas a la hora de elaborar dulces y pasteles. Así, comenzaron a usarse las zanahorias como edulcorante natural, pues son el vegetal más dulce después de la remolacha y se encontraban al alcance de todos. De esta manera surge esta exquisita y sabrosa receta.

Ingredientes

 Pastel:

  • 3 zanahorias
  • 200g de harina
  • 150g de mantequilla derretida
  • 150g de azúcar moreno
  • 3 huevos
  • ralladaura de una naranja
  • 1 sobre de levadura
  • 1/2 cucharadita de sal
  • 1 cucharadita de canela
  • 1/2 cucharadita de nuez moscada

 Glaseado:

  • 150g de queso de untar
  • 50g de azúcar blanco
  • ralladura de medio limón
  • zumo de un limón
Preparación:
 Pastel:
  1. En un bol mezclamos los huevos con el azúcar moreno.
  2. Ponemos a derretir la mantequilla en un cazo a fuego suave. Una vez que la tengamos derretida, la añadimos al bol junto con los huevos y el azúcar.
  3. Mientras, en otro bol, vertemos la harina con la levadura y mezclamos. Añadimos las especias y la piel de la naranja y las zanahorias ralladas. Mezclamos todos los ingredientes.
  4. Ahora, sólo nos queda incorporar el contenido del bol de la harina y las zanahorias, en el bol de los huevos y la mantequilla. Juntamos todo y removemos hasta conseguir ligar todos los ingredientes.
  5. Vertemos en un molde engrasado con mantequilla e introducimos en el horno a 180º durante 30 minutos. Pasados los treinta minutos, dejar enfriar y desmoldar.
 Glaseado:
  1. En una taza echamos el queso para untar y el azúcar. Batimos todo bien, hasta conseguir disolver el azúcar. Añadimos el zumo de limón y su ralladura y seguimos batiendo hasta conseguir una crema homogénea.
  2. Una vez obtenida la crema, introducimos en el frigorífico una o dos horas. De esta forma,cogerá más cuerpo para luego cubrir el bizcocho.
Y así, una vez desmoldado el pastel, lo cubrimos con el glaseado de limón y queso. Y ya está, perfecto para merendar, desayunar o lo que queramos. Un pastel fresco, saludable y muy sabroso.